Las Perseidas

Todos los años la Tierra pasa por una zona con partículas en suspensión del cometa Swift-Tuttle. Ese cometa tiene una órbita de unos 133 años alrededor del sol. Mide 26 kilómetros de largo y por lo que he podido leer es uno de los objetos galácticos más peligrosos porque pasa cerca nuestro mundo. La Nasa calcula que el meteorito que acabó con los dinosaurios medía 10 kilómetros y este es de más del doble. 

wikimedia(fuente)


A fin de observar las Perseidas un grupo de amigos nos fuimos hasta la Hiruela, un pueblo de la sierra de Madrid. Dejamos los coches, bajamos cerca de un río, dejamos las cosas para cenar sobre una de las mesas de madera del merendero y esperamos.

Al cabo de un rato, mientras cenábamos, escuchamos el aullido de un lobo. Una de las integrantes del grupo y yo nos miramos sorprendidas. Había perros ladrando, sí... pero aquello no era un perro. No dijimos nada, hasta que el sonido se repitió.

- ¡Shhh! Callad un momento. Eso no era un perro...

- Yo también lo pienso. ¡Son lobos!

Y de nuevo... se repitió. ¡¡Hay lobos!! han soltado algunos ejemplares en la sierra de Madrid para repoblarla pero no sabéis el efecto que causa oír un aullido de lobo completamente a oscuras dentro de un bosque. Total, que sobreponiéndonos al temor, montamos los trípodes y comenzamos a sacar fotografías. 




Con el espectáculo que teníamos sobre nosotros pronto se nos olvidó el miedo. También vimos otros seres como un ratón que se escondió bajo unas rocas cerca del riachuelo y todo tipo de mosquitos. 

Pero lo más impresionante era ver las estrellas. Y no solo las fugaces. Esas estaban bien. Era la Vía Láctea lo que de verdad asombraba. Y la Osa Mayor... curiosamente, más que moverse a mí lo que me dio la impresión es de que la Osa se hacía más grande. 











Ver una zona del cielo más iluminada y pensar que no es luz artificial, sino miles de millones de estrellas, da que pensar. No tengo buen equipo para sacar fotos por la noche, ni objetivos adecuados y me prestaron el disparador a distancia para intentar reflejar como estaba el cielo,... es un espectáculo precioso. Y sucede todos los días.

A eso de la una de la madrugada, y a pesar de que nuestra intención era quedarnos hasta las cuatro, el frío nos obligó a retirarnos. Eso fue otra cosa curiosa: apenas a ciento treinta kilómetros estaba la ciudad con su luz, su contaminación, y su calor asfixiante por la noche. Y nosotros junto al río estábamos a 9 grados.

¿Cómo es posible?

En agosto... en Madrid. Me sorprende muchísimo como la posición geográfica puede cambiarlo todo. Es como "das un paso y te asfixias de calor" pero das otro "y tienes frío". Ya sé que me diréis "esto es lógico" pero me estoy refiriendo a otra cosa, me estoy refiriendo a cómo cambia una experiencia cuando estás en un sitio o en otro. A veces lo pienso cuando veo a la gente caminar por la calle. Mis zapatos, sus zapatos, y se cruzan. Pero son experiencias distintas. Qué cosas, ¿verdad? ¡jajaja!!

felices noches llenas de estrellas!!!!!

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